viernes, 19 de febrero de 2010
ACÁ A LO LEJOS
Estoy cansado, duelen las piernas.
¡Como quisiera ya descansar!
Sigue la lluvia, el viento sopla,
arrecia el frío.
¡Cómo quisiera sentir calor!
La noche avanza, es ya muy tarde.
¡Cómo quisiera poder dormir!
No veo a mis hijos, no veo a mis padres,
¡Cómo quisiera verlos sonreír!
Quizás podría no estar cansado,
no sentir frío, no estar en vela
y a mi familia tal vez mirar.
Allá a lo lejos, allá en el pueblo
descansaría,
placidos sueños,
mi sangre cerca,
tendría calor.
¿Qué es lo que me hace estar tan lejos,
cerca de nada,
en torno un mundo de hostilidad?
Allá a lo lejos, allá en el pueblo,
aún descansando estaría agotado de indignación,
aún soñando estaría despierto,
crueles tormentos, gritos y llantos
en mi memoria me harían gritar,
aún cobijado, el frío del hambre
de mis pequeños me haría temblar
y sus miradas sin esperanza
acá a lo lejos, a la esperanza
me harían voltear.
Y acá vendría
cual una abeja
o un chupamirto
vuela a la flor.
Que acá a lo lejos,
con todo el frío,
pese al cansancio,
al dolor de ausencia,
con todo el riesgo,
hay esperanza,
y esa esperanza
es mi descanso,
también mi sueño,
es mi alegría
y es mi calor
29 de diciembre del 2000
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