Ser humano

lunes, 15 de febrero de 2010

SER HUMANO
Si a un pajarillo le preguntaras ¿quién eres?, antes de decir su nombre, si lo tuviera, o de explicar que es un gorrión, una calandria o un cardenal, tendría que decir que es un ave. Después de eso podría dar más datos para que supieras quién es y el lugar que ocupa en el mundo. Igual pasaría con cada ser vivo e, incluso, con los seres inanimados.
Todos son algo.
Ahora bien, ¿y si me lo preguntaran a mí? Yo diría que soy...no se qué. Sí, es que no sé lo que soy, aunque hace tiempo sí sabía quien era. Sabía que era un ser humano. ¿Y cómo lo sabía? Es que pensaba como un ser humano, hacía juicios como lo hacen los humanos y tenía la capacidad de hacer razonamientos de diversos tipos, como lo hace un ser humano, a partir de ciertas premisas. Además, miraba a mis hermanos y a mis padres y veía que eran humanos, así que si de ellos nací, yo debía ser un humano, sin duda alguna.
Y era feliz siendo un humano porque podía hacer tantas cosas que ningún ser vivo e inanimado puede lograr y porque yo tenía derechos y veía que de mí hablaban muchos libros, canciones y obras artísticas, y que para mí se habían hecho muchas revoluciones sociales. De mí hablaban unos documentos preciosos, uno de ellos llamado “Declaración de los derechos del Hombre y del ciudadano” fue escrito en Francia hace más de doscientos años, y otro llamado “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, hecho hace menos tiempo, pero igualmente hermoso.
Cuántas cosas decían de mí esos documentos! ¡Cuánta gente me defendía! No podía menos que sentirme orgulloso de que tanta gente en todo el mundo me cuidara.
Sí, y es que entonces era yo humano. Pero ahora...ya no lo soy...creo...porque supe ya que esos derechos no se hicieron para mí. Supe que yo... y me duele porque ya me había acostumbrado a que me respetaran, pero ya no... Ahora sé que tal vez estaba yo soñando y por fin desperté, porque ahora, en cualquier momento, me pueden quitar mis cosas personales (perdón, quise decir individuales); me pueden obligar a desnudarme y a hacer sentadillas para que me vean lo que antes nadie me podía ver; me pueden golpear o amenazar con hacerlo, me pueden atar de pies y manos cuando les plazca; me pueden mantener encerrado todo el día, sin permitirme ver el sol si quieren; pueden evitar que vea a otros que son como yo, o que hable con ellos; pueden evitar que cuide y conserve mi salud; pueden obligarme a que no estudie; pueden hacer que no pueda ver mi imagen en un espejo. Antes, cuando me veía en el espejo podía yo decir que parecía humano, pero ahora ya no. ¿Será por eso que me lo quitaron? Pueden impedir que me entere de lo que sucede más allá de mi mundo, en el mundo de los humanos.
En fin, ¡qué bonito era ser humano! Y ahora que lo pienso ¿no podría yo volver a serlo, si algún día lo fui? Y si nunca lo he sido y estaba yo soñando tan solo ¿habrá alguna forma de que llegue a serlo? Sí, como vi (o soñé) que ocurría en una película en la que un cerdito quería ser perro ovejero. Tal vez, sí, tal vez yo podría llegar a ser un humano si actúo como tal... Sí, si exigiera que me trataran como humano; si pensara, razonara y estudiara como humano, pudiera ser... Sí, y entonces sí me defenderían y hablarían de mí esas lindas declaraciones de que he oído hablar. Sí, tal vez pueda ocurrir.
Pero eso implica que me debo arriesgar a que me golpeen... o me castiguen o ...no sé qué me pueda ocurrir. Pero creo que vale la pena. Sí, eso haré, porque si no defiendo esos derechos... creo que ni yo mismo me podría considerar humano, o, más bien, me daría vergüenza llamarme así.

21 de Abril del 2005

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